Gratificación postergada
Te voy a hacer una pregunta cuya respuesta, si es honesta, tendrá todo que ver con el tipo de vida que alcances y con la posibilidad de que seas realmente una persona con una vida significativa o no. ¿Puedes postergar tu gratificación? Las personas que no pueden hacerlo raramente llegan muy lejos. Todos queremos todo ya y ahora, pero esa impaciencia innata del ser humano, que está a flor de piel como nunca en las nuevas generaciones, solo te va a ayudar a desesperarte, impacientarte y rendirte sin hacer lo que debes hacer solo por lograr una sensación de bienestar momentáneo.
Es lógico que en esta etapa te enamores. Es más que probable que en tu iglesia te quieran involucrar en muchas actividades y es prácticamente seguro que tus amistades van a sugerir actividades cuando tengas que ocuparte de otras cosas. No soy brujo ni me creo profeta, pero todo eso va a pasar y por eso es importante que establezcas bien clarito qué tiempo vas a dar a cada cosa y exactamente a qué cosas vas a darle tiempo.
Por ejemplo: si consideras que tu carrera es sumamente importante, estoy seguro de que un noviazgo puede esperar. Y puedes pensar: ¿pero no voy a perder a la persona que amo? Si la persona que amas también te ama y te ama de verdad te ama, es decir, noes que se ama a sí misma queriéndote a su lado, sino que quiere lo mejor para ti entonces dudo que sea un problema postergar un noviazgo con todas las letras hasta que estés más adelante, en una de las etapas intermedias que te propusiste de la carrera o cuando la hayas terminado.
La iglesia
¿Y qué onda con la iglesia? ¿No debiera estar primero? Si le entregaste tu vida a Jesús, tú eres la Iglesia (1 Corintios 12:27) y hasta donde tú llegues llegará la Iglesia, así que necesitamos que estudies, que progreses y que llegues lejos más de lo que te necesitamos en alguna reunión. ¿Con esto quiero decir que no te congregues o no sirvas? Claro que no, pero habla con tus líderes de cuán importante es la carrera para ti y diles en qué fechas pueden contar contigo, pero también en cuáles no. Y respecto a congregarte, asegúrate de tu alimento espiritual y emocional de amistades cristianas que nutran tu espiritualidad y hazlo considerando tu ritmo de estudios, que no es igual a cuando estabas en la etapa secundaria. (Yo por mi lado estoy continuamente diciéndoles a líderes de jóvenes que no tengan la misma expectativa de actividades e involucramiento para adolescentes que para universitarios).
Jesús les enseñó a sus seguidores que oraran con frecuencia para que el Reino de Dios fuera establecido, y que además le pidieran a Dios: «Venga tu reino y cúmplase en la tierra tu voluntad como se cumple en el cielo»(Mateo 6:10), y también les dijo que había venido a la Tierra a llevar a cabo la voluntad de su Padre (Juan 6:38), así que no te estoy sugiriendo que la universidad sea una excusa para no hacer tu parte apoyando a tu congregación y siendo parte de la iglesia, pero sí es lógico que tengas en claro cuál va a ser tu disponibilidad ya que en esta etapa no vas a poder estar en todas.
Míralo de nuevo a Jesús. Incluso cuando tuvo que enfrentar la prueba de tormento físico y mental de la cruz, oró: «Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres» (Lucas 22:42), y desde esa perspectiva es que debemos tener muy claras nuestras prioridades.
Las prioridades y los planes de Dios siempre dan resultado. El Reino de Dios es el gobierno perfecto de Dios, que va a traer paz y abundancia a la Tierra cuando Jesucristo regrese pero que ya se puede establecer en nuestras propias vidas a través de prioridades espirituales y por eso debemos trabajar ahora mismo para que ese Reino se establezca. Buscar la rectitud de Dios significa esforzarse por vivir de la manera correcta obedecer las leyes benéficas de Dios que están basadas en su amor. Las prioridades y los planes de Dios siempre dan resultado En varios rincones de la iglesia quizás escuches que el orden correcto de prioridades debe ser el siguiente:
1. Dios – 2. Familia – 3. Trabajo – 4. Ministerio.
O quizás escuches la versión de tres prioridades: Dios, familia e iglesia. Y a grandes rasgos estoy de acuerdo, aunque también es bueno identificar que las etapas en que nos encontramos afectan el ritmo y la distribución de tiempo para cada prioridad. Dios va a estar contigo en tus estudios y en tu trabajo y él acompaña a tu familia y debe ser el foco del ministerio así que yo prefiero tener una visión integral de cómo se da mi relación con Dios en todo lo que hago; y respecto a tu familia debes amarla hasta las últimas consecuencias pero eso no significa que tienes que darle la misma cantidad horaria durante este periodo que a tus estudios.
Habla con todas las personas importantes en tu vida y diles que les necesitas como aliados y no como competencia. Dios debe estar en primer lugar y, en esta etapa, luego viene tu carrera, lo cual no quiere decir que debas ignorar a algunos sino al contrario: habla con todas las personas importantes en tu vida y diles que les necesitas como aliados y no como competencia. «Contrátalos» para tu equipo de antemano y ellos serán más conscientes de cuáles son tus prioridades y no te respetarán menos sino más por eso.
Este artículo fue extraído del libro “Guía de supervivencia para universitarios” de Lucas Leys.
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